Las Cartas de Laquis
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| Ubicacion de Laquis |
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| Hugh Nibley |
Alrededor de 25 millas al suroeste de Jerusalén en los días de Lehi se situaba la poderosamente fortificada ciudad de Laquis, el lugar más fuerte en Judá afuera de la misma Jerusalén. Fundada más de 3.000 años antes de Cristo, estuvo bajó dominio egipcio en el siglo catorce antes de Cristo cuando los Khabiri (Hebreos) habían apenas llegado. Por esos días, su rey fue acusado de conspirar con los recien llegados en contra de su maestro egipcio. Un rey posterior de Laquis peleó contra Josué cuando los israelitas se tomaron la ciudad alrededor de 1.220 años antes de Cristo. En una tercera fase, fue poderosamente fortificada por David o Salomón.
La importancia estratégica de la ciudad a través de los años se refleja en los escritos babilonios, asirios, egipcios y en los registros bíblicos. Estos describen una sucesión de intrigas, traiciones, asedios y desastres que hacen de la historia de la ciudad un típico infeliz idilio palestino. Su caída en los días de Jeremías es dramáticamente contada en un número de cartas encontradas allí en 1935 y 1938. Estas cartas originales, de hecho escritas en los tiempos de Jeremías, fueron encontradas en las ruinas de un cuartel situado a la entrada principal de la ciudad – dos cartas a un pie debajo de la calle pavimentada al frente del cuartel, y las otras dieciseis, apiladas juntas debajo de una banca de piedra colocada contra la pared este. La pared había colapsado cuando se le prendió fuego desde afuera.
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| Muralla de Laquis |
El fuego fue probablemente prendido por los soldados de Nabucodonosor tratando de tumbar la pared que encerraba la puerta de la ciudad. Nabucodonosor tuvo que tomar la ciudad porque era la fortaleza más poderosa de Israel y estaba situada a horcajadas en el camino a Egipto, controlando todo el oeste de Judá.
Jeremías nos dice que esta y otra plaza fortificada, Azeca, fueron las últimas en caer a manos de los invasores. Un ominoso pasaje de la Carta de Laquis 4:12-13 reporta que el escritor no pudo ver más las señales de fuego de Azeca – quiere decir que la mismísima Laquis fue la última en caer, empezando con el cuartel en llamas.
Las Cartas sobrevivieron el calor porque fueron escritas en trozos de cerámica.
Fueron escritas en trozos de cerámica porque el usual papiro no se podía obtener.
No se podía obtener porque el suministro desde Egipto fue interrumpido.
El suministro fue interrumpido a causa de la guerra.
Las cartas estaban en el cuartel porque estaban siendo reservadas como evidencia en un juicio pendiente contra un comandante militar llamado Hoshacyahu.
Estaba siendo procesado en una corte marcial porque era sospechoso de traición.
Era sospechoso de traición porque alguien había estado leyendo comunicados secretos enviados desde la corte en Jerusalén para el comandante en Laquis, cuyo nombre era Ya’ush.
Hoshacyahu era un probable sospechoso porque toda la correspondencia tenía que pasar por sus manos.
La correspondencia tenía que pasar por sus manos porque estaba al mando de un pueblo fortificado en el camino entre Jerusalén y Laquis, probablemente Quiriat-jearim. Su deber, entre otras cosas, era transmitir la correspondencia del rey – no leerla.
Que la correspondencia confidencial había sido leída era aparente porque alguien le había advertido a cierto profeta que estaba en peligro.
El profeta estaba en peligro porque los soldados del rey estaban siguiéndole la pista.
Los soldados estaban persiguiéndolo porque el profeta estaba huyendo a Egipto.
Estaba huyendo a Egipto porque la policía de Jerusalén lo estaba buscando.
Estaba siendo buscado por la policía porque este y otros profetas eran considerados subversivos por los partidiarios del rey.
Estos profetas eran considerados subversivos porque con su predicación se oponían a las políticas oficiales y socavaban la moral. Jeremías lo dice de esta manera: “Y dijeron los príncipes al rey: Muera ahora este hombre; porque de esta manera hace desmayar las manos de los hombres de guerra que han quedado es esta ciudad y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras; porque este hombre no busca la paz de este pueblo, sino el mal” (Jeremías 38:4). La Carta de Laquis 6:5-6 dice: “Las palabras del profeta no son buenas [y son responsables] de hacer desmayar las manos.” El Libro de Mormón añade otro refuerzo: “…llegaron muchos profetas ese mismo año profetizando al pueblo que se arrepintiera, o la gran ciudad de Jerusalén sería destruida” (1Nefi 1:4) – angustiosas noticias de hecho. El profeta que fue advertido que huyera “fue seguramente Urías de Quiriat-jearim”1
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| Ostracon de las Cartas de Laquis |
Las Cartas de Laquis son hasta ahora la mejor evidencia descubierta sobre la autenticidad de la Biblia. En la Carta de Laquis 3:13-21, por ejemplo, Hoshacyahu dice que le fue reportado que “el commandante del ejército [Yi]khbaryahu el hijo de Elnatán [bajó] a Egipto” a recuperar (leqahat) algo, y que otros hombres fueron enviados también, y que había una carta de advertencia para el profeta. La misma historia es narrada en Jeremías 26:22 (compárese con Jeremías 36:12,25), donde “el rey envió… a Elnatán hijo de Acbor y otros hombres con él, a Egipto.” Uno de los escribas ha transpuesto los nombres, una ocurrencia no poco común. Porque cuáles son las probabilidades de semejante par de personajes con idénticos nombres envueltos en una misión idéntica a Egipto? Torczyner concluye que de hecho el escriba “confundió el uno con el otro.” El relato de la Biblia y Las Cartas de Laquis están llenas de impresionantes coincidencias de este tipo; por ejemplo, cuando la Carta de Laquis 4:6-7 nos cuenta de un personaje con un nombre tan peculiar como el del padre de Urías, Semaías, subiendo desde la villa de Urías a Jerusalén con un asunto urgente, acompañado por el inspector jefe de los puestos militares de avanzada. Con cual asunto? Quizá, Torczyner sugiere, “para usar su influencia con el rey” a favor de su hijo.2 “En estas cartas,” escribe Henry Torczyner, cuya edición y comentarios son una obra clásica en la materia, “tenemos el más valioso descubrimiento hasta ahora hecho sobre la arqueología bíblica de Palestina y la más confiable corroboración de la Biblia hasta el presente.”3 Las Cartas son también testigos estrella de la exactitud del Libro de Mormón, cuyas primeros acontecimietos tienen lugar exactamente en el mismo entorno y tiempo que las Cartas. Ambos registros pintan cuadros que son muy diferentes de los encontrados en otras fuentes conocidas, y sin embargo los dos cuadros son tan similares como dos postales de la Torre Eifel.
La primera contribución de las Cartas de Laquis para los estudios de la antiguedad fue la revelación de que este tipo de documentos existían. Hasta su descubrimiento en 1935, se pensaba que el alfabeto hebreo de aquel tiempo (poco después de 600 antes de Cristo) era usado solo para escribir inscripciones; de hecho, todas las inscripciones conocidas de antiguedad similar a la de las Cartas son tan escasas y exiguas que no ha sido ni siquiera posible conformar un ejemplar completo del alfabeto hebreo basándose en su contenido. Sin embargo con el hallazgo de las Cartas de Laquis, de repente se tornó claro que “los antiguos judíos podían escribir rápida y audazmente, con fluidez artística.”4 El mismo interesante descubrimiento fue repetido en Qumran, en donde otra vez la revelación de escribir de manera regular entre los judíos de otra Jerusalén seiscientos años después vino como una sorpresa evidente. Mientras que Las Cartas de Laquis fueron escritas en trozos de cerámica, los rollos fueron preservados en las vasijas, las dos prácticas nos recuerdan que desde tiempos prehistóricos las marcas simbólicas en cerámica habían sido usadas para transmitir mensajes.
Sin embargo, los trozos de cerámica no se adaptaban muy bien para archivar de manera conveniente, y el contendido de las importantes Cartas de Laquis fue debidamente compendiado para ser transferidas a los archivos oficiales,5 en la forma de delathoth, como aparecería en la Carta 4:2-4, en la cual el escritor reporta que está escribiendo ‘al haDLT. Qué es un deleth? Torczyner piensa que esta palabra debe ser usada para indicar “una hoja o página de papiro,” ya que la palabra originalmente significaba “tablero de una puerta, por lo tanto tablero en general,” siendo aplicado de acuerdo con el diccionario a “un tablero, placa, lámina o tabla.”6 Torczyner encuentra el significado de la raiz de la palabra acadia edeln, de wdl, ydl, “encerrar o cerrar,” sustantivo colectivo que se refiere a cosas que están encerradas, unidas con bisagras o puestas juntas – recordándonos que la muy antigua forma de códice del libro eran páginas de madera, marfil o metal unidas. La exigua evidencia, restringida a los tiempos de Jeremías, es suficiente para especular con la posibilidad que el delathoth eran tales “placas” o tablas de metal como ocurre con El Libro de Mormón.7
En los registros son evidentes más semejanzas específicas, empezando con la misma obsesiva preocupación de escribir y registrar así como la misma asociación con el nombre de Jeremías. Nefi nos informa que las palabras de Jeremías habían sido puestas por escrito de cuando en cuando (en vez de aparecer como un libro completo), y que el proceso todavía estaba en marcha al tiempo que su familia dejó Jerusalén (1Nefi 5:13). Por las Cartas de Laquis sabemos que el mismo Jeremías hizo uso de otros escritos que circulaban durante ese tiempo, incluyendo las mismísimas Cartas de Laquis, que pueden ser “algunos de los documentos reales” sobre los cuales el profeta basó la historia de su compañero profeta Urías; Jeremías 38:4, de hecho, es una cita directa de la Carta 6.8 (Jeremías difícilmente podría haber visitado la fortaleza del enemigo en Laquis para consultar el texto original de los trozos de cerámica.)
Lehi, el padre de Nefi, mantenía un registro escrito de las cosas que pasaban, incluyendo hasta sus sueños y visiones (1Nefi 1:16), las cuales Nefi transfirió fielmente a su registro, pero solo después de haber compendiado y añadido su propio relato. Este proceso de transmitir, resumir, compendiar y comentar como lo encontramos en Laquis tiene lugar a través de todo El Libro de Mormón. La preservación sobre delathoth no fue una invención de Lehi, ya que la historia comienza con la recuperación de registros escritos en planchas de bronce de los archivos de Labán, gobernador militar de Jerusalén. Es el considerar delathoth como planchas de metal una teoria extrema? El Rollo de Cobre de los Rollos del Mar Muerto nos asegura que no. Este rollo fue hecho de planchas separadas pero arremachadas juntas, la verdad un arreglo inusual e inconveniente pero sin embargo necesario para asegurar la supervivencia de registros particularmente preciosos. La insistencia de José Smith en libros hechos de planchas de metal fue el blanco favorito de sus detractores; planchas de metal eran lo suficientemente extrañas como para parececer ridículas, y tan poco prácticas que causaban dificultades. Esa no era la manera normal de escribir; John Allegro comenta que “el escriba (del Rollo de Cobre), no sin razón, parece haberse cansado hacia el final y las últimas líneas del escrito están mal formadas y son más bien pequeñas. Uno casi que puede oir su suspiro de descanso al tiempo que grava las últimas dos palabras en medio de la línea final.”9 Comparemos esto con los suspiros del hermano menor de Nefi: “…y no puedo escribir sino muy pocas de mis palabras por lo difícil que es grabar nuestras palabras sobre planchas,…mas lo que escribamos sobre cualquiera otra cosa que no sea planchas, ha de perecer y desvanecerse; pero podemos escribir sobre plancha unas cuantas palabras... y obramos diligentemente para grabar estas palabras sobre planchas, esperando que nuestros amados hermanos y nuestros hijos las reciban…” (Jacob 4:1-3).
Igualmente significativo para el estudio del Libro de Mormón es el énfasis que hace Torczyner en la manera egipcia de mantener registros en los días de Sedequías. Las Cartas de Laquis fueron escritas en trozos de cerámica, anota, solo debido a una severa escasez de papiros, material normalmente usado para escribir. Junto con el uso de papel egipcio iban las costumbres egipcias de escritura en general: “El nuevo material para escribir aparecio bajo Tiglat Pileser III,” esto es, su uso general a través del Cercano Este comienza un siglo antes de los días de Lehi, “y desde entonces (escribe A. O. Olmstead) cada expedición tiene sus dos escribas, el principal con su lápiz y tableta, su asistente con rollos de papiro o pergamino y pluma egipcia.”10 Más de sesenta años antes de que Lehi partiera de Jerusalén, los reyes de Asiria eran también faraones de Egipto, sus escribas egipcios los glorificaban en registros egipcios. Al mismo tiempo la corte asiria “encontro necesario tener un escriba arameo” también con el fin de llevar registros en ese idioma.11 Así que la idea de Lehi de mantener registros en dos idiomas, lo que causaba considerables problemas a quienes hacian los registros, no está completamente fuera de lugar. La razón que se da es economizar espacio. En los días de Lehi un nuevo tipo de egipcio escrito, popular, estaba tomando forma por si mismo, como que era mucho más rápido y abreviado que el hierático, así como el hierático lo era del jeroglífico. Esto es quizá lo que Lehi hubiera usado. Solo mil años después sabemos de “caracteres que entre nosotros se llaman egipcio reformado,” algo que ningún egiptólogo reconocería hoy, alterado al punto de no ser reconocible así como “también hemos alterado el hebreo” (Mormón 9:32-33). Cabe anotar sin embargo, que el único ejemplo conocido de supuestos escritos nefitas, el llamado Manuscrito de Anthon, es comparable con escritos meroíticos –otro tipo de “egipcio reformado” desarrollado al mismo tiempo que la escritura nefita por gente huyendo también de los destructores de Jerusalén, quienes en un corto lapso de tiempo transformaron el popular o hierático en sus propia nueva y misteriosa escritura.
Las fechas posteriores y anteriores de las Cartas de Laquis no están en discusión. La mayoría datan de 589-88 antes de Cristo, un poco antes de la destrucción de la ciudad en 587 antes de Cristo, 12 algunas semanas antes de la caída de Laquis, “mientras que otras cubren un período de algunos pocos años.”13 Definitivamente hay un conflicto en el registro respecto a quien era el rey en esa época. El escriba de Jeremías 27:1-3 dice que Sedequías no era rey todavía, pero académicos ahora insisten que estaba equivocado y que Sedequías estaba gobernando antes de lo que el texto masorético dice, así que puede ser que 1Nefi 1:4 no sea un anacronismo. Mientras que la historia de Lehi comienza en el primer año de Sedequías, los antecedents del ostraca realmente ocurrieron en el último año del reinado de Sedequías.14 Después de su visión en el desierto Lehi pasó algún tiempo en Jerusalén emprendiendo la misma actividad que los otros profetas y metiéndose en los mismos problemas: “…llegaron muchos profetas ese mismo año profetizando al pueblo que se arrepintiera, o la gran ciudad de Jerusalén sería destruida” (1Nefi 1:4). Estas eran las palabras (“no son buenas”) que causaron “desmayar las manos”, incluso las manos de aquellos que estaban en “el campo y en la ciudad”, de acuerdo con las Cartas de Laquis.15
Los nombres propios en las Cartas de Laquis y en el Libro de Mormón pertenecen a un período particular en la historia judía – el mismo período. Siete de los nueve nombres propios en la Carta 1 terminan en –yahu, que más tarde se convirtió en –iah [En español esta terminación sería ías, por ejemplo Uriah sería Urías, Josiah sería Josías. Sin embargo en la traducción moderna del Libro de Mormón tenemos el nombre Mosiah] y durante el período babilónico se perdió la “h” completamente. En ninguna de las Cartas hay nombres Baal o El – cuya ausencia alguna vez se pensó era un serio defecto en el Libro de Mormón. Torczyner encuentra que “la ortografía de los nombres compuestos con –iah” es la más importante. La terminación –yahu también se encuentra como –yah cerca de un siglo después entre los judíos en Elenfantina, quienes eran “quizá los descendientes de aquellos judíos quienes, después de la caída del reino judío, bajaron a Egipto, llevando con ellos al profeta Jeremías”16
Aquí tenemos otro control sobre la historia de Lehi. El descubrimiento de los documentos de Elenfantina en 1925 muestran que de hecho colonías de judíos huían al desierto de la misma manera que Lehi, por la misma época que el vivió y por las mismas razones; al llegar a su nuevo hogar en los altos del Nilo, procedieron a construir una réplica del templo de Salomón, exactamente como lo hizo Lehi cuando llegó al Nuevo Mundo. Estas dos rarezas, especialmente la última, fueron alguna vez consideradas refutaciones muy dañinas sobre el Libro de Mormón. La terminación –yahu de nombres personales abunda en Elenfantina, pero en una forma más abreviada (–iah) que en Laquis (yahu) cien años atrás. La misma variedad de terminaciones se encuentra en el Libro de Mormón, por ejemplo, el nombre oriundo de Laquis Mattanyahu aparece en Elenfantina como Mtn, y en el Libro de Mormón de las dos formas Matoníah y Matoni [Mathonihah y Mathoni en inglés]. El Libro de Mormón tiene tanto la forma larga como la forma corta en los nombres Amalickiah, Amaleki y Amlici (compárese con el Elefantina MLKih ).17 Las inscripciones asirias muestran que la “h” final fue omitida de la ortografía hebrea después de que Lehi salió, cuando los judíos “perdieron la pronunciación de la consonante ‘ll’ bajo la influencia del idioma de los babilonios”18 De los dos nombres en la Carta 1 que no terminan en –yahu, Tb-Shlm (el cual Torczyner traduce Tobshillem), sugiere el Shilom y el Shelem del Libro de Mormón, mientras que el otro, Hgb, se asemeja al Hagot del Libro de Mormón.
Más significativas son las indicaciones de que los nombres –yahu son “de hecho señal de una cambiada relación interna judía con Yhwh…. Esta práctica,” sugiere Torczyner, “es de alguna manera paralela a… la primera reforma de Moisés”; lo que tenemos en el predominio de los nombres –yahu, refleja “el acto de reforma general iniciado por el rey Josías (Yoshiyahu) [padre de Sedequías]” (2 Reyes 22-23).19 Otra coincidencia interesante es la siguiente: Un rey del Libro de Mormón, 450 años después de Lehi, emprendió una reforma general de la constitución nacional y renacimiento de la vida religiosa del pueblo. El y sus hermanos habían sido rigurosamente entrenados por su padre, el Rey Benjamín, “en todo el idioma de sus padres, a fin de que así llegaran a ser hombres de entendimiento,” familiarizados con los escritos de los antiguos profetas y también “con respecto a los anales que estaban grabados sobre las planchas de bronce,” sin los cuales, les dice, “aún nuestros padres habrían degenerado en la incredulidad…. Y ahora bien, hijos mios, quisiera que os acordaseis de escudriñarlas diligentemente, para que en esto os beneficiéis” (Mosíah 1:2-3, 5, 7). Apropiadamente, este rey llamó a su hijo mayor, el gran rey reformador, Mosíah, sugiriendo tanto la primera reforma de Moisés y su imitación posterior por Josías. Esto sería demasiada coincidencia si no fuera porque el libro de Mosíah provee la información que responde completamente por las semejanzas cuando explica como los nombres y costumbres nefitas fueron preservados intactos durante el transplante de culturas del Viejo al Nuevo Mundo. Los lazos de Lehi con la tradición yahvista se reflejan en el único nombre de mujer mencionado en su historia, el de su esposa, Saríah; estos nombres femeninos aparecen en Elefantina –Mibtahyah, aunque en los nombres femeninos el elemento –yahu usualmente viene primero. 20
La acción en las Cartas de Laquis gira alrededor de las actividades de los profetas en esas tierras, los cuales están causando una grave preocupación al gobierno. El Libro de Mormón abre con una nota similar: “…llegaron muchos profetas ese mismo año profetizando al pueblo que se arrepintiera, o la gran ciudad de Jesusalen sería destruida.” (1 Nefi 1:4). La identidad de todos estos profetas exceptuando dos, se ha perdido, pero es claro por las Cartas de Laquis y el Libro de Mormón que había más. “Debe ser admitido,” escribe Torczyner, “que había más de un profeta en ese tiempo.”21 La figura central por supuesto es Jeremías, pero incluso es solo por casualidad que sabemos de él, porque no es mencionado en el libro de los Reyes – es la profetisa Hulda, “una figura por lo demas completamente desconocida,” a quien Josías consulta.22 Jeremías a su turno menciona al profeta Urías, “en solo unos pocos pasajes,” y su nombre no vuelve a aparecer más, aunque la influencia religiosa de Urías debe haber sido grande y prolongada!23 Urías “profetizó contra esta ciudad y contra esta tierra, conforme a todas las palabras de Jeremías” (Jeremías 26:20). Las palabras de tales profetas estaban socavando peligrosamente la moral militar y la del pueblo. “He aquí las palabras del {profeta} no son buenas, [susceptibles] de debilitar las manos del país y la de la ciudad.”24
Al comenzar el Libro de Mormón, vemos a Lehi como uno de esos ciudadanos afligido y desalentado por la predicación de los “muchos profetas… mientras iba por su camino,” aparantemente en un viaje de negocios, siendo que era un rico comerciante, “oró al Señor, sí, con todo su corazón, a favor de su pueblo” (1 Nefi 1:4-5). En respuesta a su oración recibió una visión que lo hizo unirse a los otros profetas: “…mi padre salió entre el pueblo y empezó a profetizar y a declararles” (1 Nefi 1:18). De hecho Lehi estaba enseñando “en el espíritu de Jeremías,” porque Nefi explícitamente lo enlaza a las viscicitudes del profeta: “…porque han rechazado a los profetas y han arrojado a Jeremías en una prisión. Y han procurado quitarle la vida a mi padre, hasta el punto de hacerlo huir del país.” (1 Nefi 7:14). Torczyner sugiere que Urías “puede haberse escondido en las colinas del oeste de Judea… por mucho tiempo,”25 y encontramos a Lehi haciendo la misma cosa. De hecho, como Torczyner señala, con lo que estamos tratando es con un patrón de cosas, la historia de Urías contada “como un paralelo a la posición no menos peligrosa de Jeremías.”26 A ellos podemos añadir a Lehi, cuya historia tiene todas las señales autenticidad.
Así como el Libro de Mormón nos conduce a un mundo de recabitas y sectarios del desierto, también las Cartas de Laquis nos dan “por primera vez… auténticos e íntimos reportes contemporáneos de las luchas políticas y religiosas internas de judíos, fielmente siguiendo a su Dios.”27 Torczyner ve en los nombres –yahu una segura indicación de una facción leal reformista que incluía aún a los más altos oficiales militares. Ya’ush y sus hombres son los seguidores del profeta,28 aunque son necesariamente los defensores del rey. Podemos ver a Urías escondiéndose por mucho tiempo en el desierto “donde tenía amigos y seguidores.”29 Los Rollos del Mar Muerto le han dado vida a los huesos de estas sectas, mostrando como desde los tiempos más antiguos las comunidades de los fieles salían de Jerusalén esperando su tiempo en el desierto. Las actividades de Lehi no estaban confinadas a la ciudad, se encontraba en el desierto cuando recibió la manifestación que lo hizo volver de prisa a su casa en Jerusalén, desde donde más tarde “salió entre el pueblo” como un profeta (1 Nefi 1:18). No bien recibido, fue advertido en un sueño que su vida estaba en peligro (1 Nefi 2:1), y se le ordenó salir para el desierto y dejar todas sus posesiones terrenales atrás (1 Nefi 2:2). Fue la misma idea detrás de los recabitas (Jeremías 35) y de la gente de Qumran; Nefi, invitando a un nuevo recluta, Zoram, venir y “habra lugar para ti entre nosotros,” indica que solo de esta manera el “sería libre como nosotros,” y que “si descendia con nosotros al desierto” era la única manera de “ser diligentes en guardar los mandamientos del Señor” (1 Nefi 4:33-34).30 Esta es la firme convicción de los sectarios del desierto, más tarde expresada en los escritos de San Antonio. Así que Zoram debidamente hace un juramento y se une a la devota compañía (1 Nefi 4:35).
Un aspecto importante de la historia de Lehi ha salido a flote muy recientemente a la luz de lo que Klaus Koch ha llamado el descubrimiento de lo apocalíptico.31 Tal parece que casi cada uno de los antiguos patriarcas, profetas y apóstoles es acreditado con haber dejado un testamento o apocalipsis llevando su nombre. Una figura clave es Jeremías, cuyos dos asistentes, Esdras y Baruc, son responsables de dos de los seis apocalipsis judíos básicos. Algunas de estas historias son muy antiguas, y un patrón consistente emerge de su relato, aunque están ampliamente esparcidas en espacio y tiempo. En resumen la trama es esta: Un hombre justo, tremendamente afligido por la depravación del mundo o de Israel, ora fervientemente buscando luz y conocimiento y en el debido tiempo recibe una manifestación divina, cuando un mensajero de los cielos viene y le enseña y lo lleva en un viaje celestial, culminando en una teofanía, después de lo cual retorna a la tierra y reporta la experiencia a su familia y amigos; frecuentemente esto sucede poco antes de que muera y entonces deja una bendición patriarcal –su testamento- sobre sus hijos. Frecuentemente también sale a predicarle al pueblo, quien rechaza su mensaje con burlas, después de lo cual parte para el desierto con sus fieles seguidores para establecer en el desierto un orden de cosas aunque tentativo, más justo, una especie de “iglesia de la anticipación.” Todo lo cual Lehi hace en el debido y propio orden; la primera parte de los escritos de Nefi, dice él, es solo un compendio de los registros de su padre, el cual puede ser apropiadamente llamado el Testamento o Apocalipsis de Lehi. También tiene relación con las Cartas de Laquis, porque Jeremías fue el campeón de los recabitas (Jeremías 35) y sus asistentes (comparar con 4 Ezra y 2 Baruc) lideraron estas comunidades de refugiados. Lehi está haciendo definitivamente lo que es aceptable para hombres de Dios durante su tiempo.
El hecho de que la idea de las sectas del desierto del tipo de los recabitas floreció en los tiempos de Lehi, como muchas otras fuentes ahora lo indican, es clara por la acusación que los hermanos mayores de Nefi tenían contra él, que estaba planeando establecer una sociedad de esas con Nefi “como gobernante y maestro de nosotros,” llevándolos a creer con sus falsas pretensiones de profeta inspirado “que el Señor ha hablado con él,… pensando, quizá, que logrará conducirnos a algún desierto extraño {algún terreno desolado}; y después de llevarnos, él tiene pensado hacerse nuestro rey y gobernante” (1 Nefi 16: 37-38). Claramente ellos saben acerca de ese tipo de cosas. Cuando después de ocho años de deambular, al grupo se le ordenó construir un barco y zarpar, hasta hay les llegó su voluntad de seguir adelante, porque ellos nunca soñaron con algo así como una tierra prometida más alla del mar; la suya era estrictamente la tradición de las sectas del desierto, “un pueblo solemne y solitario,” como lo dice el hermano menor de Nefi (Jacob 7:26).
En contraste con el antecedente más amplio de calamidad nacional, que nunca se pierde de vista, las Cartas de Laquis y la historia de Lehi se concentran en círculos relativamente pequeños de amigos y parientes.32 Huidas clandestinas de la ciudad en las dos historias involucran amigos y familias; Nefi y sus hermanos regresan a la ciudad con el fin de persuadir a Ismael y a su familia que se unan a la huida (1 Nefi 7: 2-5). Pero el grupo empieza a dividirse tan pronto como Laman, Lemuel y las dos hijas de Ismael con quienes más tarde se casan, así como dos de los hijos de Ismael, acuerdan regresar a Jerusalén (1 Nefi 7:6-7). La idea de renunciar a su opulenta estilo de vida y a sus amigos de moda les parece innaceptable. “He aquí, hemos padecido en el desierto estos muchos años; y durante este tiempo hubiéramos podido disfrutar de nuestras posesiones y… ser dichosos. Y sabemos que el pueblo… de Jerusalén era justo, porque guardaban los estatutos y juicios del Señor,… es un pueblo justo; y nuestro padre lo ha juzgado” ( 1 Nefi 17:21-22).
Están especialmente contrariados de tener que someterse a una cualidad de su padre para la cual las Cartas de Laquis tienen una expresión particular caracterizando el hombre con un llamado profético como un ha-piqqeah, lo cual Toczyner encuentra que significa “el de los ojos abiertos”33 o visionario, “el vidente,” el hombre cuyos ojos Dios había “abierto para ver,” 34 esto es, para ver cosas que otra gente no puede ver. Así que en el Libro de Mormón los hermanos la usan de una manera crítica contra su padre, alegando que esta siendo poco realista y poco práctico: “…murmuraban contra su padre en muchas cosas, porque era un hombre visionario, y los había sacado de la tierra de Jerusalén, abandonando la tierra de su herencia, y su oro, y su plata y objetos preciosos, para perecer en el desierto. Y decían que había hecho esto por motivo de las locas imaginaciones de su corazón” (1 Nefi 2:11).
Se burlaban de su padre por ser piqqeah, un “hombre visionario.” Torczyner explica la palabra refiriéndose al ejemplo en 2 Reyes 6:17, en donde Eliseo le pide al Señor que abra los ojos de su siervo para que pueda ver la realidad, caballos y carros, que de otra manera solo Eliseo podía ver. De la misma manera a los poco colaboradores hermanos de Nefi mientras están escondidos con él en una cueva en el desierto de Judea, les son abiertos los ojos para que puedan ver “un ángel del Señor” mientras este los reprendía(1 Nefi 3:29; 7:10).
Cuando hay sentimientos de frustracion o de ira las Cartas de Laquis recurren a una desagradable expresión que Torczyner anota por su peculiaridad: “Otra expresión interesante puede ser ‘maldecir la descendencia de alguien,’ usada aparantemente en la forma ya-or zera ha-melek, ‘él maldice la descedencia del Rey,’35 recordándonos… la maldición árabe: ‘Alá destruya tu casa.’”36 Esta misma práctica de Laquis, sin embargo, no se encuentra en la Biblia,37 pero la más cercana a ella se encuentra en Alma 3:9, “Y aconteció que quien mezclaba su simiente con la de los lamanitas traía la misma maldición sobre sus descendientes.”
Si las Cartas de Laquis reflejan “la mente, luchas, tristezas y sentimientos de la antigua Judá en los últimos días del reino,”38 lo mismo aunque en mayor medida lo hace el libro de Nefi, en donde las familia se dividen de acuerdo con líneas políticas en un trágico conflicto de lealtades. Y si la situación de Urías es paralela a la de Jeremías, como Torczyner lo señala, es incluso más paralela a la de Lehi cuando aprendemos de las Cartas acerca de “una advertencia del profeta a uno de sus amigos [Slm], quien esta en el mismo peligro que él [compárese con Ismael]. Se trata entonces de un profeta huyendo de su familia y amigos, un profeta buscado por las autoridades militares.”39
El personaje principal de las Cartas de Laquis es un alto oficial militar, Hoshacyahu en Quiriat-jearim, sospechoso según una facción, como se reporto a su superior Ya’ush, de traición al rey ayudando al profeta, y según la otra de traicionar al profeta revelando el contenido de sus cartas de advertencia al rey: esta carta le revela al rey que el profeta estaba huyendo a Egipto. De la misma manera, su superior, Ya’ush, a quien se le había ordenado investigarlo, “parece estar en los mejores términos con el rey. Sin embargo, todavía los dos hombres respetan al profeta y le creen, a pesar de la actitud del rey hacia aquel, y les duele en el corazón que ellos deban ser los responsables de su destrucción.”40 La misma trágica confusión existe en la historia de Lehi. Esto se debe a las relaciones de los actores con los egipcios en los dos dramas. Aunque Lehi apoya el partido anti-egipcio, sus hijos tienen nombres y educación egipcios y llevan registros a la manera de los egipcios. Más aún, el grupo huye hacia territorio egipcio. La misma anomalía nos confronta en las Cartas de Laquis, que cuentan de cierto general enviado a Egipto a traer a cierto profeta de vuelta a Jerusalén para su ejecución.41 Pero como es posible, se pregunta Torczyner, que el buen hombre huya a Egipto, de todos los lugares posibles, cuando su crimen fue apoyar a Jeremías en su llamado “por paz con Babilonia”? Nuestro informante encuentra “este hecho sorprendente,” que haya huido hacia Egipto en lugar de Babilonia. Es completamente inexplicable.42
Así como los personajes principales en el drama de Laquis son altos oficiales militares, de la misma manera en el Libro de Mormón la figura clave en el episodio de Jerusalén es otro alto oficial militar. Era Labán, cuya posición oficial se asemeja muy cercanamente a la de Ya’ush en Laquis. “De este modo Ya’ush debe ser el gobernador militar de Laquis ,…. el fuerte más poderoso de Judá”,43 y al mismo tiempo, “el señor Ya’ush puede haber sido gobernador de la ciudad, cuyos archivos probablemete habrían sido guardados en la región del fuerte del palacio o en la torre, o quizá era solamente el militar oficial más antiguo.”44 Todo lo cual se aplica con la misma fuerza a Labán, el militar gobernador de Jerusalén, “un hombre poderoso” que podía mandar a cincuenta en su cuartel (1 Nefi 3:31) y “sus decena de millares “ en el campo (1 Nefi 4:1). Entre los nombres no bíblicos en el Libro de Mormón que provocaban risa y mofa entre sus críticos, recordamos un Josh, identificado en las Concordancias de Reynolds como “un general nefita que comandaba un cuerpo de diez mil hombres” en Cumorah –un comentario interesante sobre el conservatismo de la tradición nefita (Mormón 6:14).45 En dónde se encuentra el rey a todas estas? En ambas historias parece más bien un oscuro personaje en el fondo. En lo que a Ya’ush concierne, “el rey apela a él en todo lo que tiene que ver con esta parte del país,”46 esto es, todo el oeste del reino47- deja practicamente todo en manos de su general, tal y como de acuerdo con el Libro de Mormón también hizo en Jerusalén. Labán era de descendencia noble, con los mismos ancestros de Lehi y de una línea más directa del patriarca José, ya que la genealogía fue mantenida en la familia de Labán (1 Nefi 5:16), y los archivos eran guardados en su residencia oficial, tal y como los archivos de Laquis “serían problemente guardados” en los cuarteles generales y residencia de Ya’ush. Cuando los hijos de Lehi fueron a Labán en busca de los registros, hablaron con él intimamente sentados en su casa y le propusieron comprar las planchas. Labán se niega a entregar las planchas de bronce, así que deciden sobornarlo con lo que fue dejado de los tesoros de la familia. Conocían a su hombre, pero no lo suficiente, porque se quedó con los tesoros, los echó de su casa y mandó a sus siervos perseguirlos para deshacerse de ellos (1 Nefi 3:24-25). Los jóvenes se escapan y se esconden en una cueva, pero todo estaba en evidencia – ahora Labán sabía de la huida de Lehi tal y como Ya’ush sabía de la huida de Urías, y las tropas de Labán estarían pronto en el rastro de los refugiados así como las tropas de Ya’ush lo estaban en la busqueda de Urías. Lehi fue perdonado sin embargo, porque Labán nunca emprendió ninguna acción en este caso. Esa noche Nefi lo encontró borracho en una calle cerca de su casa y lo mató con su propia espada (1 Nefi 4:5:18). Yendo hacia la casa, Nefi se encuentra con el siervo de Labán y consigue las llaves del tesoro y de los archivos a través de un ardid. En la oscuridad el siervo piensa que Nefi es Labán, ya que estaba esperando que su jefe regresara muy tarde (y borracho) de un concejo de emergencia de “los ancianos de los judíos;… Labán había estado entre ellos durante la noche” (1 Nefi 4:22). Hay un mundo de inferencias a partir de esto – sesiones secretas de emergencia, tensión, peligro e intriga - tal y como sucede en la Carta de Laquis 18, que debe ser enviada de Ya’ush a el rey a través de la villa de Qiryat Ye’arim por la noche.48 Los hijos de Lehi se llevan al siervo de Labán con ellos “para que los judíos no supieran de nuestra huida… no fuera que nos persiguieran y nos destruyeran” (1 Nefi 4:36). Aún así vemos en las Cartas de Laquis “a un profeta huyendo de su hogar y de sus amigos, y un profeta buscado por las autoridades militares.”49 Zoram fue llevado a la fuerza pero persuadido de que era por su propio bien unirse a una compañía de devotos huyendo al desierto, así que debidamente intercambio juramentos con sus captores, con su conciencia no muy sobrecargada con el cambio de bandos; muestra las mismas vacilaciones y lealtades divididas tal como los demás en el Libro de Mormón y en las Cartas de Laquis. La correspondencia militar en las Cartas de Laquis, con sus severas sospechas de deslealtades y traiciones, negaciones apasionadas, incriminaciones, investigaciones y reportes, nos recuerdan una de las posteriores cartas de Bar Kochba (descubiertas en 1966) las que a su vez presentan verdaderamente asombrosos paralelos con algunas de las correspondencias militares en el Libro de Mormón.50
Una situación peculiar en las Cartas de Laquis arroja gran cantidad de luz en un igualmente peculiar y muy significativo episodio en el Libro de Mormón. Hoshacyahu protesta a su jefe en Laquis, “y la carta que Nedabyahu, el NKD del rey, había traído… ha sido enviada a mi señor a traves de tu esclavo.”51 El título NKD sugiere que “la carta de advertencia del profeta… pudo haber sido enviada mientras el profeta todavía estaba cerca de su pueblo, a través de un jovencito, que era la mejor eleccion al enviar un mensajero no sospechoso,” en vista de que jovencitos llevaban a cabo este tipo de oficios en los tiempos de David (2 Samuel 15:36; 17:17-21), y de que “esta clase de jovencitos son usados hasta el día de hoy en Palestina, frecuentemente para misiones de considerable importancia.52 Lo que le sugiere la idea a Torczyner es la mención de “Nedabyahu, el NKD del rey,” como el que despachó una carta del profeta a SHLM advirtiéndole del peligro en que se encontraba.53 La palabra NKD sugiere primero que todo un nieto. Hay un Nedabías, nieto del rey Joacim, en 1 Cronicas 3:16, 18, y Torczyner encuentra “posible e incluso probable” que sea el mismo que se nombra aquí. Como así, el propio nieto del rey llevando cartas para su oponente el profeta? El significado exacto de NKD no está “desafortunadamente… establecido de manera defitiva” así que el rey al que se hace referencia puede ser “o Joacim… o menos posiblemente Jeconías,… o Sedequías.”54 No es una línea directa de descendencia, siendo que Jeconías no es el papá sino el sobrino de Sedequías; sin embargo ya que la mayoría de académicos sostienen, junto con la Septuaginta, que NKD simplemente significa progenie o descendencia, “sería perfectamente posible… llamar a alguien el ‘nieto’ [NKD] de su tio abuelo,” en este caso Sedequías. “El hebreo nekedh ciertamente puede haber sido usado por lo menos para referirse al sobrino-nieto así como para el nieto.”55 Este Nedabías, cuyo título “puede igualmente significar el nieto de Joacim así como el sobrino-nieto de Sedequías,” era bastante joven; “uno preferiría entre 10 y 13 en lugar de cinco años de edad,”56 llevando cartas peligrosas entre el campo y la ciudad para la gente del profeta. Ya que estaba haciendo mandados para el partido opositor, el muchacho estaba por supuesto lejos de su casa la mayoría del tiempo; y siendo que estaba llevando cartas de advertencia diciéndole a la gente que se fuera y salvaran sus vidas, el podía con seguridad contar con escapar con ellos. Cuando tuvieron noticias de que la familia real había sido destruida, al muchacho [como superviviente] y a sus amigos solo les quedaba un curso de acción. A donde irían? Torczyner sugiere los años 590 – 588 para este episodio, esto es el año 589, solo once años después del 600 antes de Cristo. De acuerdo con el Libro de Mormón, once años después de que Lehi dejó Jerusalén – 589 – una compañía escapó de Jerusalén llevando consigo un hijo de Sedequías, el único miembro de la familia que no fue asesinado cuando Jerusalén fue tomada. Fue de los descendientes de esta gente en el Nuevo Mundo, que los nefitas supieron que de hecho Jerusalén cayó como había sido profetizado: “Y negaréis ahora que la ciudad de Jerusalén fue destruida? Diréis que los hjos de Sedequías no fueron muertos, todos salvo Mulek? Sí, y no veis que la posteridad de Sedequías está con nosotros, y que fue echada de la tierra de Jerusalén?” (Helamán 8:21). Como una interesante coincidencia, la Septuaginta traduce la palabra NKD, por la cual Nedabyahu es designado en hebreo, simplemente como “posteridad”57 como aparentemente también lo hace el Libro de Mormón – “la posteridad de Sedequías." La tierra norte en donde se establecieron en el Nuevo Mundo “se llamada Mulek, por el hijo de Sedequías; porque el Señor condujo a Mulek a la tierra del norte” (Helamán 6:10). En ninguna parte se nos dice que Mulek era el líder de la compañía, y de hecho a su edad sería impensable – su papá, Sedequías tenía apenas treinta y un años de edad cuando fue tomado prisionero y dejado ciego. Pero como el único sobreviviente de la familia real y presunto heredero al trono, era ciertamente la persona más importante de la compañía, una fuente de orgullo legítimo para el grupo. El nombre lo dice todo –“Mulek” no se encuentra en ninguna parte en la Biblia, sin embargo cualquier estudiante de lenguas semitas lo reconocería instantaneamente como la mejor forma conocida del diminutivo o apreciativo, un término afectivo o expresión de cariño que significa “pequeño rey.” Como más podrían ellos llamar al niño destronado, último de su línea, sino su pequeño rey? Y como más podrían haberse llamado ellos mismos sino Mulekiyah o Mulekitas?
Y así las coincidencias siguen acumulándose. Es hora de recurrir al computador, como lo hacemos hoy en día cuando surgen preguntas o problemas. Cuáles son las posibilidades de que los muchos paralelos entre las Cartas de Laquis y los capítulos iniciales del Libro de Mormón sean el producto de mera coincidencia?
- Primero consideremos el hecho de que solamente una pieza de evidencia podría llevarnos al escenario de Lehi, y esa pieza de evidencia resulta ser nada menos que el único manuscrito sobreviviente de toda la extensa historia del Antiguo Testamento. El relato de Lehi cubre menos de diez años de los mil años de historia del Libro de Mormón y las Cartas de Laquis cubren exactamente el mismo pequeño lapso de un vasto espectro – y ambos resultan ser los mismísimos años!
- No solo en tiempo sino también geográficamente los dos relatos coinciden exactamente en el mismo estrecho espacio, y la gente con la que ellos tratan pertenecen a las mismas clases sociales y se ven confrontados con el mismo tipo peculiar de problemas.
- Siendo el relato en el Libro de Mormón tan detallado y específico como lo és, es de mucha suerte que no haya nada en las Cartas de Laquis que en ninguna manera lo contradiga – a este hecho en sí mismo se le debe dar seria consideración. Es solo suerte?
- Los dos documentos dan cuenta de su propia existencia indicando especificamente las técnicas y costumbres de escribir y registrar en esa época, hablando de los mismos medios para transmitir, editar y guardar registros.
- La proximidad de Egipto y su influencia en la escritura tiene un importante lugar en las dos historias.
- Ambos relatos nos confrotan con confusión dinástica durante una transición de reinos.
- Ambos abundan en nombres propios en los cuales la terminación –yahu es prominente en un número de formas.
- En ambos el significado religioso de esos nombres nos indica un movimiento beato reformista entre la gente.
- Ya que el peculiar nombre Jaush (Josh) no se encuentra en la Biblia, es extraordinario que lo lleven oficiales de campo de alto rango tanto en las Cartas de Laquis como en el Libro de Mormón.
- En ambos registros, profetas del pesismismo operando en y alrededor de Jerusalén son buscados por el gobierno como criminales por difundir derrotismo.
- El fondo recabita es fuertemente sugerido en ambos relatos, con líderes inspirados y sus seguidores huyendo a las colinas y a las cuevas.
- Partidismo político y conexiones internacionales causan división, recriminaciones y angustias en las mejores familias.
- El conflicto de ideologías – práctico vs. religioso, material vs. espiritual – emerge en dos maneras de ver al líder religioso o profeta como un piqqeah, “un hombre visionario,” un término de elogio o desprecio – un soñador no práctico.
- Por alguna razón inexplicable, los partidos antimonárquicos huyen no hacia Babilonia, sino a Egipto, “la caña rota.”
- Los despachos y actos de Labán y Jaush presentan un complejo paralelo, indicando un tipo militar especial y llamamiento que no se encuentra en la Biblia.
- Casi que casuales referencias a ciertos hechos durante la noche crean la misma atmósfera de tensión y peligro en las dos historias.
- El pequeño Nedabyahu encaja casi que muy bien en la ranura ocupada por el Mulek del Libro de Mormón, “el pequeño rey,” quien nunca llegó a reinar sino que escapó con un grupo de refugiados hacia el Nuevo Mundo.
- Todo el asunto de mantener, transmitir y guardar registros, sigue el mismo procedimiento en los dos libros.
Otros paralelos podrían ser añadidos para experimentar, pero esto debería ser suficiente para mostrar que o bien José Smith tuvo una suerte extraordinaria con los episodios preliminares de su Libro de Mormón - esto debería ser demostrado por computador – o fue ayudado por alguien que sabía muchísimo.
Notas
- Estos parágrafos introductorios aparecieron en Hugh W. Nibley, “The Lachis Letters: Documents from Lehi’s Day,” Ensign (Diciembre 1981): 48-50.
- Harry Torczyner, Lachish I (Tell-ed-Duwer):The Lachis Letters (London: Oxford, 1938), 86. Sobre la transposición de nombres, véase ibid., 67. Si el nombre de Achbor fue escrito al revés por el escriba de Jeremías, no sería su única o más sería equivocación en la materia; el escriba asigna el episodio de Urías a los tiempos de Joacim (608-597), pero los eruditos están ahora de acuerdo basados en Jeremías 27:1-3 en que el escriba ha puesto erróneamente cosas en el reinado de Joacim que legitimamente pertenecen al reinado de Sedequías; ibid., 69.
- Ibid., 18. Quince años después del trabajo de Torczyner, apareció otra traducción de las Cartas de Laquis en David Diringer, “Early Hebrew Inscriptions,” en Olga Tufnell, Lachis III (Tell ed-Duweir): The Iron Age Text (London: Oxford, 1953), 331-359, esp. 331-339. Las Cartas fueron descubiertas en Stratum II en Tell ed-Duweir; Tufnell, Lachis III, 48, que fue destruida por Nabucodonosor en 587 A de C., y la mayoría de las cartas datan de 589-588 A de C. Véase John Bright, A History of Israel, 3 Ed. (Philadelphia: Westminster, 1981), 330, n. 58, 60. En años recientes ha habido bastante discusión acerca de la fecha de la destrucción de Stratum III. El concenso ahora es que Stratum III fue destruida por Senaquerib en 701 A de C. Véase David Ussishkin, “Answers at Lachish, “Biblical Archaelogy Review 5 (1979): 16-39. Académicos anteriores creían que Stratum III reflejaba un ataque de Nabucodonosor en 597 A de C., pero esta afirmación ya no parece sostenible. Véase David Ussishkin, “The Renewed Archaelogical Excavations at Lachish,” Buried History 13 (1977): 2-16; Yohanan Aharoni, The Archaelogy of the Land of Israel, ed. Miriam Aharoni, tr. Anson F. Rainey (Philadelphia: Westminster, 1982), 272-73. La fecha más antigua de Stratum III no cambia la fecha de las Cartas. A pesar de otras incertidumbres, todos parecen estar de acuerdo con que las Cartas vienen de Stratum II y la destrucción de Nabucodonosor en 587-86 A de C. Véase Torczyner, Lachish I, 18; Tufnell, Lachish III, 57; John Bright, “A New Letter in Aramaic, Written to a Pharaoh in Egypt,” ed. G Earnest Wright and David Noel Freeman, The Biblical Archaelogy Reader, 3 vols. (Garden City, New York: Doubleday, 1961), 1:98; Yohanan Aharoni, The Land of the Bible: A Historical Geography, ed. And tr. Anson F. Rainey (Philadelphia: Westminster, 1978), 340-46; Aharoni, The Archaelogy of the Land of Israel, 272-279. En la Ensign 10 (December, 1981): 50, Nibley added, “Incluso sin los sitios arqueológicos, el escenario y la situación en los cuales las Cartas fueron escritas podría ser determinado por su estilo así como por su contenido. Contienen ’90…líneas de escritura clara, bello lenguaje, y muy importantes contenidos.’ Torczyner, Laquis I, 15. El lenguaje es hebreo puro, asemejándose más al de los libros de Jeremías y Reyes. Ibid., 17. Muestran, para la sorpresa de todos, que en 600 A de C. ‘escribir era casi que de conocimiento común, y no solo un secreto conocido por unos pocos.’ Ibid., 19.”
- Torczlyner, Laquis I, 15.
- Ibid., 80.
- El pasaje en el Antiguo Testamento que justificaría llamar un deleth un rollo de papiro es Jeremías 36:23: “Cuando Jehudi había leído tres o cuatro planas {dellatoh = pagellas}, el rey lo rasgó con un cortaplumas, y lo hechó en el fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo {megillah, volumen}se consumió sobre el fuego.” Los papiros se rasgan facilmente, sin embargo en vez de romper en su rabia el rollo en tiras, el rey tuvo que romperlo con un cuchillo – con seguridad era más solido que papel. David Diringer, “Antiguas inscripciones hebreas,” 333, traducen deleth como “puerta,” pero coloca un signo de interrogación después de la palabra para indicar que no está seguro con respecto a la traducción de la palabra. La pregunta está abierta.
- En la Ensign 10 (December, 1981): 50, Nibley igualmente escribió: “En la Carta No. 4:2-4, Hoshacyahu le asegura a su superior en Laquis que el ha llevado a cabo sus órdenes escritas al pie de la palabra: ‘De acuerdo con cualquier cosa que mi señor ha mandado, así mismo vuestro siervo ha hecho.’ Incluso más, ‘He escrito en el deleth lo que mi señor me ha (escrito ) enviado.’ Claramente, lo copió para los registros oficiales. Aunque ‘la Biblia habla en todas partes de rollos de escritura,’ significando papiros o, pocas veces, rollos de pergamino, la Carta 4 específicamente usa la rara palabra deleth por la forma en que Hoshacyahu copió o registró su correspondencia oficial. Torczyner asume que deleth se debe referir a ‘hoja de papiro,’ o ‘página’, ya que un deleth no es un rollo y ciertamente no es un trozo de cerámica. Torczyner, Laquis I, 80. Una alternativa es una tabla o placa de material sólido.”
- Torczyner, Laquis I, 18.
- John M. Allegro, The Treasure of the Copper Scroll (New York: Doubleday, 1960), 27.
- A.T. Olmstead, History of Assyria (Chicago: University of Chicago, 1960), 583. En la Ensign 10 (Diciembre, 1981): 51, Nibley explicó más adelante, que “el asistente era requerido no tanto por su destreza con escritos egipcios, los cuales habían sido introducidos recientemente en los tiempos de Tiglat-Pileser III y cualquiera podía aprender a manejar, sino por la misma razón que “la corte encontró necesario tener un escriba arameo” – con el fin de que lidiara con el idioma, ibid., 581-582, tan expandida estaba la tradición egipcia de llevar registros en esos tiempos. Emplearían los escribas egipcios de un rey babilonio o asirio su destreza para escribir en cuneiforme u otro idioma excepto egipcio? Había suficientes escribas nativos para eso. Aunque se ha encontrado en Egipto una gran riqueza de escritos cuneiformes en arcilla, escritos cuneiformes en papiro no son conocidos en el Este.”
- Ibid., 581-82.
- Bright, A History of Israel, 106, n. 58, 60. Una versión más temprana de este documento asegura que las dos capas de cenizas representaban destrucciones de Jerusalén en 597 y 588 A de C. entre las cuales las Cartas fueron encontradas. “Two Shots in the Dark,” 107. La academía actual favorece la fecha 701 A de C. para la capa más antigua de cenizas, pero esto no cambia la fecha de las Cartas de Laquis. Ver arriba nota 3 –ed.
- Torczyner, Laquis I, 18.
- Ibid., 69.
- Ibid., Carta 6:6-7.
- Ibid., 27.
- Ibid., 24.
- Ibid., 25.
- Ibid., 29.
- Ibid., 27-28.
- Ibid., 65.
- Ibid., 70.
- Ibid.
- Ibid., Carta 6:5-6; compárese con Jeremías 38:4.
- Ibid., 70 (énfasis añadido).
- Ibid., 69 (énfasis añadido).
- Ibid., 18.
- Ibid., 66.
- Ibid., 70.
- Comparar expresiones similares de devoción en 1QS 1.
- Klaus Koch, Ratlos vor der Apokaliptik (Gutersloh: Mohr, 1970)
- “Las Cartas de Laquis son los primeros documentos personales encontrados que reflejan la mente, las luchas, tristezas y sentimientos de Judá en los últimos días del reino, dentro de la típica forma de escribir cartas en la antiguedad…. Aquí tenemos por primera vez un auténtico e íntimo reporte contemporáneo de las luchas políticas y religiosas internas de judíos, fielmente siguiendo su Dios, como se cuentan en el libro de Jeremías.” Torczyner, Laquis I, 18. La historia de Lehi, como es mostrada en Lehi in the Desert y The World of the Jaredites (Salt Lake City: Bookcraft, 1952), en CWHN 5, es sobre todo una vivencia personal.
- Torczyner, Laquis I, 53. Diringer, “Early Hebrew Inscriptions,” 332, también traduce este término como “de ojos abiertos,” pero coloca un signo de interrogación después de la traducción para indicar duda. Diringer encuentra que los caracteres anteriores y posteriores a “de ojos abiertos” son ilegibles.
- Torczyner, Laquis I, 65.
- Ibid, Carta 5:10. Este tipo de maldición es ampliamente atestiguado en el mundo antiguo, aunque su presencia en la Carta de Laquis 5 es debatible. Véase Diringer, “Early Hebrew Inscriptions,” 333.
- Torczyner, Laquis I, 17.
- Ibid., 17, señala que el ejemplo bíblico más cercano de maldecir la descendencia está en Malaquías 2:2-3, “yo os dañaré la sementera.”
- Torczyner, Laquis I, 18.
- Ibid., 64 (énfasis añadido).
- Ibi.,. 113.
- Ibid., 63.
- Ibi.,. 67.
- Ibid., 87.
- Ibid., 12 (énfasis añadido).
- George Reynolds, A Complete Concordance of the Book of Mormón (Salt Lake City: Deseret, 1990).
- Torczyner, Laquis I, 118.
- Ibid., 87.
- Ibid., 183.
- Ibid., 64.
- Discutido en Hugh W Nibley, “Review Essay of Yigael Yadin’s Bar-Kochba: The Rediscovery of the Legendary Hero of the Second Jewish Revolt Against Rome,” BYU Studies 14 (Autunm 1973): 120-124; arriba, páginas 279-86.
- Torczyner Laquis I, 64, n. 1; Carta 3:19-21. Diringer, “Early Hebrew Inscriptions,” 333, no ve NKD, sino YBD, un nombre común para “siervo.” Por lo tanto, la traducción de Diringer describe el siervo del rey en vez del NKD (nieto o sobrino-nieto) del rey. Ambas lecturas son posibles.
- Torczyner, Laquis I, 68.
- Ibid., Carta 3:19-21. Diringer, “Early Hebrew Inscriptions,” 333, alternativamente lee “Tobyahu” en vez de “Nedabyahu.”
- Torczyner, Laquis I, 61.
- Ibid., 61.
- Ibid., 69.
- Ibid., 61.
Traduccion libre hecha por Enrique Pulido. No aprobada o patrocinada por el Maxwell Institute, Deseret Book ni por Nibley LLC.
GLOSARIO:
Deleth: En hebreo, idioma que Cervantes conocía y utilizaba más de lo que se cree, puerta se llama deleth, palabra que se escribe con daleth, la cuarta letra del alfabeto hebreo.
Ostraca: En arqueología se emplea el término ostracón (ostraca) para designar ,trozos de cerámica, fragmentos calcareos... que fueron utilizados como borradores para aprender a dibujar o a escribir.
Yahvista: Una de las cuatro tradiciones del Pentateuco. Es la tradición más antigua y recibe el nombre de “yahvista”, porque su autor utiliza desde el comienzo del relato el nombre de Yahvé, nombre propio del Dios de Israel.
El estudio detenido de los textos permite afirmar que en la composición definitiva del Pentateuco –realizada después del Exilio, hacia el siglo V a.C.– se emplearon principalmente cuatro fuentes o tradiciones diversas: la “yahvista”, la “elohísta”, la “sacerdotal” y la “deuteronómica”.
Septuaginta: La antigua traducción griega de las escrituras judías.
The Lachish Letters may be dated with considerable accuracy owing to the discovery in 1935 of another layer of ashes beneath them to match the one in which they were found. The two layers represent the destructions of 597 (three years after Lehi left) and the final burning in 588. The letters come between those two dates; comparison of names and potsherds shows that they were all written at the same time, “not long before the final destruction … in 588.” (P. 68.)